En abril de 2012, la vida de Anita y Juan dio un giro inesperado. A Juan le surgió una oportunidad de trabajo en Monterrey, que le ofrecía un futuro profesional prometedor.
El desafío era grande: la condición para aceptar el trabajo era mudarse a México, lo que significaba separarse de Anita, al menos por un tiempo. Juan lo pensó mucho, pero el sueño de vivir fuera de Argentina y dar un giro a su carrera le resultaba irresistible.
Anita, por su parte, estaba terminando sus estudios, inmersa en sus últimos proyectos académicos, y no podía abandonar sus responsabilidades en ese momento.
Ambos tomaron la decisión de mantener su relación a distancia. La despedida en el aeropuerto fue emotiva, llena de promesas de que todo iría bien, aunque los dos sabían que sería un desafío. No sabían cómo serían esos meses, pero confiaban el uno en el otro.
El tiempo pareció eterno en la distancia, pero también les enseñó a valorar aún más lo que tenían como pareja.
La distancia fue sólo una pausa temporal, un capítulo que los unió aún más, regalandoles la posibilidad de conocer un lugar nuevo y totalmente diferente.. Consolidando su relación y reafirmando que juntos podían enfrentar cualquier reto que la vida les pusiera por delante.
Es precisamente la posibilidad de realizar un sueño lo que hace la vida interesante.
El Alquimista
