Los días pasaron y Juan y Anita comenzaron a verse con más frecuencia, compartiendo largas caminatas, cenas improvisadas y conversaciones interminables. A pesar de la sencillez de esos momentos, algo más profundo estaba naciendo entre ellos.
Una tarde de primavera, mientras paseaban por el microcentro porteño, se dieron cuenta de que habían compartido tantas cosas que no podían imaginarse uno sin el otro.
Desde ese momento, su relación dio un giro, y decidieron dar el siguiente paso: ser pareja.
Lo que es para tí, te encuentra.
Anónimo
