En 2012, luego de muchas experiencias vividas juntos, Anita y Juan decidieron dar un paso más en su relación: convivir bajo el mismo techo.
Encontraron un pequeño hogar en Caballito, que les ofrecía el espacio perfecto para comenzar una nueva etapa de su vida juntos.
La convivencia trajo consigo nuevos retos, pero también una felicidad indescriptible.
Adoptaron un par de gatos, quienes rápidamente se convirtieron en parte esencial de su familia. Cada rincón del hogar se llenaba de recuerdos, desde las cenas improvisadas hasta los domingos tranquilos, donde simplemente se acurrucaban en el sofá para ver películas.
La convivencia no solo fortaleció su vínculo, sino que les permitió seguir construyendo juntos un futuro lleno de sueños y proyectos.
No se trata de ser una linda pareja, se trata de ser un tremendo equipo.
Anónimo
